Después de unos días desaparecida, ayer regresé al mundo real y también a mi tierra. Vuelvo con un cansancio monumental, mi gel de té verde desparramado por toda la maleta y mas de 200 fotos de cinco estupendos días a caballo entre Badajoz y Valencia.
Mi viaje comenzó el viernes 14 en la estación de Salamanca. Bueno, mas bien al pie de mi portal en el Paseo de Canalejas, a la caza y captura de un taxi, porque siendo fiel a mi costumbre, iba con el tiempo pegado. A las 15.30 de la tarde me subí a un autobús con destino al pacense pueblecito de Villanueva de la Serena. Llegué allí tras algo menos de cinco horitas de carretera que se me hicieron relativamente cortas entre cabezaditas y una minuciosa observación por primera vez de los paisajes extremeños. Una vez allí fui recibida en la estación por Manu, mi anfitrión, y su hermano Dani. Tras dejar las maletas en su casa fui a ver... tachán tachán tachán ¡UNA PROCESIÓN! sé q es raro en mí, pero que sepais que fue meramente por motivos culturales (jjjj risa malévola). Luego llegaron las presentaciones familiares y la hora de la cena. Aunque siempre he pensado, tal vez erróneamente, que la gente del sur intimida a la del norte por sus carácterísticas gracia y salero al hablar (y aún siendo verdad q en ese sentido me sigo sintiendo una rancia jejej) no había estado tan a gusto con gente desconocida desde hacía mucho tiempo. Desde el primero hasta el último me recibieron con infinita amabilidad, respeto y cariño. Una agradable de cena y un paseito nocturno con columpios incluidos pusieron el broche a mi llegada.
Al día siguiente, viernes 15, un buen duchazo y al mercadillo!!! Si señores, me dieron donde me duele. Y como ir a un mercadillo y volverse de vacío es un viaje en balde, adquirí un bueno, bonito y barato (3 b´s) bolso en color beige para mi colección :) Antes de esto visitamos la iglesia de la Asunción (motivos culturales motivos culturales),el Ayuntamiento y otros enclaves importantes dentro del pueblo. La tarde transcurrió tranquila echando cabezadas en el sofá jejej. Por la noche nos acostamos y nos levantamos... también por la noche! para poner rumbo a Valencia y ser testigos de las FALLES 2008!!! Nos acompañaron también un matrimonio y su hija amigos de la familia.
Una vez en Valencia el sábado 16... mas presentaciones familiares, pero como ya he dicho previamente, sin queja ninguna, todo el mundo ha sido muy amable conmigo. Desde el balcón de la casa presencié... MI PRIMERA MASCLETÁ!!! desfiles de falleras, bandas tocando... IMPRESIONANTE. Los días 16, 17 y 18 transcurrieron en medio de las ruidosas mascletás diarias a las 14.00 horas de la tarde, desfiles de falleras ataviadas con vestidos de todos los colores, bandas y charangas tocando animadamente, viajes en metro para ver las fallas de mas de 30 metros y castillos (fuegos artificiales cada noche en la alameda) a cada cual mas bonito. Todo esto con sus consiguientes cenas, risotadas, fotos, bailoteos, canticos y experiencias petardas :p (nunca antes había tirao petardos).
El lunes 18 se nos pegaron las sábanas mas de la cuenta pero aún así nos dió lugar antes de comer a ver el puerto de Valencia y el paseo marítimo. No es porque yo sea de Santander, pero en este respecto no tenemos nada que envidiarle a Valencia :p :p :p El martes 18 en concreto fue un día de lo mas intenso. Nos levantamos tempranito para ir a ver la alucinante Ciudad de las Artes y las Ciencias. Una lástima que aún pasando allí buena parte del día no nos diese tiempo a ver mas que la mitad. Pero no pasa nada porque volveremos ¿no? ;) Visitamos el hemisferic, un cine con forma de media esfera (como el madrileño IMAX) en el que vimos el documental "los misterios del Nilo", una exahustiva exposición acerca del insumergible Titanic y varias exposiciones dentro del edificio del museo en sí: una sobre el cambio climático, las drogas desde una perspectiva científica, otra acerca de la mujer y estuvimos enredando con mil y un artefactos que estaban allí dispuestos para probar premisas científicas (esto fue lo mas divertido, la parte empírica jeje).
El día 19, a pesar de prometer ser un día apoteósico, todos sentíamos el peso que auguraba el final de la fiesta. Sin embargo, haciéndole caso omiso cogimos el metro para ir a una polvorienta mascletá en el centro de la ciudad. Por la tarde después de comer y un par de partiditas al continental (juego de cartas), volvimos al centro para dar un paseillo con mi cordobesa favorita (Vir) que por coincidencias de la vida también estaba en Valencia con su familia. Llevaba ocho meses sin verla, a si que agradecí mucho el encuentro, aunque breve. Lo aprovechamos para contarnos brevemente algún chisme y acercarnos a las abarrotada catedral para contemplar el manto floral de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia. Esa noche vimos la quema de un par de fallas pequeñitas y otra algo mas grande en el barrio donde estábamos. Observé estupefacta que, mientras a mí me daba ganas de llorar el hecho de que en tan solo 15 minutos una preciosa obra de arte en la que se había trabajado durante un año quedase reducida a cenizas, los valencianos aplaudían y cantaban con regocijo mientras observaban con orgullo como se quemaban sus fallas. Supongo que es una cosa relacionada con la diferente identidad cultural de cada uno... es su forma de entender la fiesta supongo.
El jueves 20, con todo el dolor de mi corazón, fui 100 por 100 consciente de que la fiesta había terminado y que era el momento de decir adiós. Pero como es una palabra que no me gusta, dije hasta la próxima, porque no hay una despedida sin un reencuentro. A las 11 y 15 me subí en un autobús que tenía por delante diez horas de camino hasta Santander. Y un camino, por cierto, bastante accidentado, porque tuvimos que cambiar de autobús dos veces, primero porque ibamos perdiendo gasolina (q no aceite :p) y después porque el wc no funcionaba jejej. Como tenía una impresionante resaca fallera el viaje no se me hizo demasiado largo porque me pasé la mayor parte felizmente durmiendo (dentro de lo que se puede dormir en un autobús con una petarda al lao con ganas de palique).
En fín, que la experiencia fallera se terminó, pero me deja un sabor de boca inmejorable. No tengo suficientes palabras de agradecimiento para Manu y su familia, a si que espero que nos podamos volver a ver pronto para llevarles mas sobaos ;)
